
Argentina.- Felipe Palagani, un bebé de un año que nació en mayo del año pasado en la capital de Neuquén, se convirtió en el primer paciente en recibir un trasplante a partir de una donación de corazón en asistolia controlada en Argentina.
Esto significa que el donante, que fue otro niño de la misma provincia, había ya fallecido por un paro cardíaco irreversible y no por muerte cerebral.
Se trató de un procedimiento inédito (tanto para adulto como para niños) en el país y en América Latina, que fue realizado en el Hospital Italiano de Buenos Aires el 18 de junio pasado.
El corazón que le salvó la vida pertenecía a Luca Zarragud, un niño que tenía dos años y era de Plaza Huincul, Neuquén. También había sido trasladado a Buenos Aires y compartió habitación en el hospital con Felipe.
Felipe recibió la donación del corazón porque estaba primero en la lista nacional del INCUCAI y tenía compatibilidad.
Pero el azar hizo que Luca, quien fue su donante, compartiera el cuarto con él en el hospital durante varios días y sus madres forjaran un vínculo que nació del dolor y la esperanza.
En diálogo con Infobae, la mamá de Felipe, Pamela Domínguez, contó: “Mi hijo nació el 20 de mayo del año pasado. Nos habíamos hecho un control prenatal y todo dio bien. Después del nacimiento también Felipe estaba sano. Hasta que alrededor del quinto mes de vida, lo tuvimos que llevar a una guardia médica y luego le diagnosticaron una miocardiopatía dilatada en el corazón”.
Lo trasladaron a Buenos Aires, y los médicos indicaron el trasplante de corazón, pero mientras estaba en la lista de espera fue conectado a dos máquinas extracorpóreas: el ECMO y luego el Berlin Heart.
Felipe hubiera recibido el órgano de Luca también si hubiera estado en otro centro médico, pero el destino hizo que se cruzaran las historias mucho más.
“Felipe y Luca se conocieron en la misma habitación en el hospital. Incluso yo estaba en la puerta cuando Luca llegó con su familia al hospital”, detalló.
“El único órgano que Luca pudo donar fue el corazón. Yo aún estoy tan conmovida por todo que me cuesta hablar. Sé que hoy somos una gran familia con los papás de Luca”, resaltó. Agradeció a la familia, a todos los que apoyan las donaciones de órganos, a la empresa donde trabaja su marido, por el apoyo que recibieron para acompañar a su hijo.
La historia de ambos niños y sus familias, unidas por la solidaridad y la coincidencia, marcó un hito tanto en la medicina argentina como en la vida de quienes compartieron meses de incertidumbre y esperanza en la misma habitación hospitalaria.